¿Qué es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad?
Según el DSM- V, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad es un trastorno neurobiológico en el que aparece déficit de atención y/ o impulsividad o solo aparecen síntomas de hiperactividad.
Estas dificultades no sólo influyen en el rendimiento escolar del niño, sino que también suelen afectarle a su autoestima, a la gestión adaptativa de emociones, como la frustración, a posibles problemas de ansiedad y a la resolución de conflictos y problemas sociales.
Por ello es necesario realizar una evaluación global de las áreas cognitivas, atencionales, emocionales y conductuales de estos niños no solo para poder realizar un diagnóstico y poder darle las ayudas académicas adecuadas, sino para poder realizar una intervención de calidad con ellos en cada una de las áreas afectadas por este trastorno.
Este trastorno suele diagnosticarse a partir de los 6-7 años debido a que a no se presentan patrones fijos de conducta asociados hasta los 6 años de edad.
¿Qué pruebas utilizamos en nuestro centro para su evaluación?
Para valorar el área atencional utilizamos las siguientes pruebas:
- AULA- NESPLORA: es una prueba de realidad virtual que simula una clase donde, por primera vez, se miden los procesos atencionales de los niños a través no solo del canal visual, sino también a través del canal auditivo. Esta prueba nos permite poder evaluar la respuesta del niño a través de cada canal, pudiendo analizar su impulsividad, el tiempo que tarda en responder a los estímulos y la estabilidad de su rendimiento en cada una de las tareas que aparecen. Nos permite valorar la conducta del niño cuando aparecen distractores habituales de la clase y cuando no aparecen, así como su actividad motora durante la realización de las tareas. (foto adjunta)
En caso de que fuera necesario, también se utilizarían otras pruebas de evaluación de procesos atencionales como:
- CSAT-R: tarea de ejecución continúa (CPT) que evalúa la capacidad de atención sostenida en la infancia.
- CARAS-R: test que evalúa la aptitud del niño para detectar semejanzas y diferencias en patrones de estimulación que se encuentran parcialmente ordenados, de forma rápida y correcta.
- D2: evalúa la atención selectiva de un niño mediante una tarea de cancelación con tiempo limitado.
Para valorar el área cognitiva se utilizan los siguientes test:
- WISC-V: es una prueba que evalúa la aptitud intelectual de los niños y adolescentes de entre 6 y 16 años. Esta prueba mide: la comprensión verbal (capacidad de razonamiento verbal, de formación de conceptos y de expresión verbal), el área visoespacial (mide la capacidad para evaluar detalles visuales, para comprender relaciones espaciales y para construir diseños geométricos a partir de un modelo), el razonamiento fluido (mide la habilidad para establecer relaciones entre estímulos y objetos visuales y usar el razonamiento para aplicar reglas), la memoria de trabajo (la habilidad para registrar, mantener y manipular de forma consciente información visual y auditiva) y la velocidad de procesamiento (rapidez con que se capta, se entienda y se comienza a responder a la información).
- ENFEN: prueba que mide el nivel de madurez y el rendimiento cognitivo de los niños en actividades relacionadas con las funciones ejecutivas. Este test mide la capacidad del niño de realizar actividades mentales complejas que son necesarias para planificar, organizar y regular el comportamiento para adaptarse de forma adecuada al entorno y poder alcanzar las metas propuestas.
Si se observan bajas puntuaciones en alguna de estas áreas, se administrarán pruebas complementarias para determinar dónde se encuentran exactamente las dificultades y poder trabajarlas de forma más concreta.
En el caso del TDAH suelen estar afectadas algunas de las áreas relacionadas con las funciones ejecutivas además de la memoria de trabajo y/o la velocidad de procesamiento.
Para evaluar el área emocional y conductual se pueden utilizar los siguientes test:
- SENA: es un sistema de evaluación de niños de 3 años hasta adolescentes de 18 años en el que se detecta problemas de carácter emocional y conductual. Evaluando problemas interiorizados como depresión, ansiedad, etc., problemas exteriorizados relacionados con problemas de atención, hiperactividad e impulsividad, etc., problemas específicos como retraso en el desarrollo, problemas de aprendizaje, etc., y además detecta posibles áreas de vulnerabilidad y evalúa la presencia de recursos psicológicos como la autoestima, inteligencia emocional, etc. Se recopila información del niño evaluado, de su familia y del centro escolar al que acude.
- EDAH: permite la evaluación del déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños entre 6 y 12 años recopilando información sobre la conducta habitual del niño en distintos contextos. Se suele recopilar la información de la familia y/o del centro escolar al que acude el niño.
- AF5: cuestionario que mide el autoconcepto en sus distintas áreas como la social, la académica, la emocional, la familiar y la física. Este cuestionario se puede aplicar desde niños de 10 años hasta adultos de 62 años.
Y una vez evaluado, ¿Qué hacemos?
Una vez realizada la evaluación, en caso necesario, se derivará al neuropediatra para que pueda valorar la etiqueta diagnóstica y adaptar el tratamiento adecuado a los resultados.
Desde River, en caso de que fuera necesario, y después de haber establecido los objetivos para trabajar las dificultades concretas de cada niño, se comenzará con la intervención adaptada a ese niño en concreto. Será fundamental coordinarse con todos los apoyos del niño, no solo con la familia, sino con el centro educativo u otras actividades a las que acuda el niño para poder establecer unas pautas comunes a todos y trabajar todos juntos en la misma dirección.
Se emitirá un informe de seguimiento cada 3-4 meses para valorar junto con la familia la evolución de los objetivos trabajados. Pasado un año de la evaluación inicial, se volverán a administrar las pruebas relacionadas con aquellos objetivos trabajados para poder analizar su evolución objetivamente y restablecer de nuevo los objetivos a seguir trabajando en caso de ser necesario.