Pasar al contenido principal
DEPENDENCIA PSICOLOGIA

Domingo por la tarde, estamos sentados en el sofá viendo una película, de repente suena su móvil, lo mira, cuelga y lo deja en la mesa dado la vuelta.
Intento no pensarlo, intento no darle vueltas, intento centrarme en la película, pero es imposible, me invaden los mismos pensamientos de siempre, no puedo quitármelos de encima, no puedo.


Justo en ese momento se levanta y se va al baño, ese es el punto de inflexión, ya no aguanto más, cojo su móvil y empiezo a hacer chequeo, sé que no debo, sé que le prometí que no lo haría más, sé que le prometí que confiaría en él. Pero es superior a mí.

 
Cuando vuelve ya se me ha transformado la cara, no puedo ocultarlo, no sé de quién es ese número, no sé por qué no lo ha cogido, no sé qué oculta….y empieza el interrogatorio y el principio del fin.


Al inicio de la relación yo no era así o por lo menos no de forma tan acentuada, recuerdo que cuando le conocí yo no me valoraba, no me sentía bien conmigo misma, me sentía insegura y me costaba confiar en la gente, además mis relaciones anteriores tampoco ayudaban,  fueron bastante tóxicas y mi solución fue ponerme barreras de “protección” contra el dolor….


Pero un día todo cambió, le conocí a él, y cuando estaba a su lado me sentía bien, me trataba bien, me sentía importante estando con él, me cuidaba, me protegía


Mi mundo se paró, como en las películas, descubrí a una persona que me hacía sentir segura,consiguió que confiara en mi misma, le parecía guapa (la más guapa) e incluso me convencía de que lo era, me hacía sentir como una princesa, como una persona única, me necesitaba y me hacía sentir especial. Apareció alguien que me hacía feliz, me hacía sentir bien y me aferré a él.


Pero no pasó mucho tiempo cuando apareció también la necesidad de verle más, de tenerle solo para mí, aparecieron los celos y las inseguridades, necesitaba mi dosis de autoestima, necesitaba que me quisiera, que me necesitase, que hiciera mis deberes emocionales.

E igual que apareció ahora desaparece, después de muchas crisis, después de muchas peleas, después de muchos interrogatorios y muchos “tenemos que hablar”, decide que se acabó, decide irse y  el mundo que había construido se desmorona.


No para de invadirme el mismo pensamiento una y otra vez “¿y ahora qué?”


Me siento perdida, mi mundo se cae, de repente ya no me necesita, ya no soy especial, el pilar principal que sostenía todo ha decidido que se va. Y fue difícil descubrirlo, pero después de un tiempo entendí que en ese momento no solo se iba esa persona, se iba mi confianza, mi seguridad, mi autoestima…


¿Qué ha pasado?¿en qué he fallado? ¿cómo voy a vivir sin él?

A veces es necesario que se rompa tu mundo para construirlo cómo quieres, para quitar las piezas que no te gustan, para mantener las que quieres y para construir nuevas. 


Es el momento de pensar en ti. De pensar qué es lo que quieres.


No tiene sentido analizar el pasado buscando errores, del pasado lo único que tienes que plantearte es si te enamoraste de él o de cómo te hacía sentir y si te gustaba él o lo que representaba.


Otro punto importante que tienes que replantearte es si es positivo para ti que otra persona haga “tus deberes emocionales”, que sea el pilar en el que construyes tu mundo, que tu confianza, tu seguridad, tu autoestima….dependan de otra persona.


A corto plazo es fácil, es un atajo y te hace sentir bien, pero no puedes querer a alguien si no has aprendido primero a quererte a ti misma, y al revés. Tienes que quererte a ti misma, forjar tu confianza, tu seguridad, buscar tu bienestar en ti. Tu mundo se tiene que construir entorno a ti, tú eres la protagonista de tu película, tú eres tu pilar principal.


Y después, si quieres compartir tu vida con otra persona, perfecto. Si aparte también te sientes bien con él, genial, pero no como prioridad, no buscando tu propio bienestar en otra persona.


Si tu bienestar depende de otro, le vas a exigir, le vas a obligar, le vas a necesitar, pero no le vas a querer, no de forma adaptativa. Sin embargo, si tu bienestar depende de ti mismo, ya no necesitas a la otra persona, no le vas a exigir, ni obligar, porque tú te haces tus propios “deberes emocionales”, puedes dedicarte a quererle, solo (con todo la intensidad del solo) quererle.


Es necesario que aprendas que “sí puedes vivir sin él”, “le quieres pero no le necesitas”, “tu vida sí tiene sentido sin él”, “te gustaría compartir tu vida con él pero si se aleja seguirás viviendo”


No necesitas medias naranjas ni almas gemelas, no tienes que esperar a que venga alguien y te haga sentir bien, tú mismo puedes hacerlo, y puedes hacerlo ya. Dependes de ti, solo de ti mismo.
 

Share this post