El trastorno límite de la personalidad (abreviado como TLP) o trastorno borderline, se caracteriza por una intensa inestabilidad en todos los contextos de la persona y una impulsividad excesiva.
Los síntomas principales que se engloban dentro de este trastorno son:
- Distorsión de la autoimagen y del sentido del yo. El sentir que no tienen una identidad marcada puede provocar que realicen cambios de vida extremos y bruscos sin metas claras que les hace sentirse confusos respecto a “quiénes son” y tener ideas contradictorias sobre ellos mismos difíciles de integrar.
- Sensación continuada de vacío debido a la falta de sentimientos de identidad que intentan llenar con distintas experiencias como el uso abusivo de drogas, alcohol o sexo.
- Relaciones sociales inestables e intensas en las que se alternan episodios de idealización y de desvalorización, pasando del amor más intenso al odio más absoluto hacia una misma persona.
- Miedo intenso al abandono que les hace sufrir constante ansiedad por los pensamientos anticipatorios de abandono y por los esfuerzos continuados que realizan para evitarlo. La amenaza de abandono puede ser real o imaginaria.
- Elevada impulsividad en dos contextos de su vida que genera conductas autolesivas como abuso de sustancias, gasto excesivo, sexo no seguro, atracones alimentarios, conducción temeraria…
- Conductas destructivas, autolesiones o intentos de suicidio.
- Episodios intensos de diferentes estados de ánimo (ansiedad, ira, irritabilidad, disforia…) que cambian de forma continuada que le afectan en las distintas áreas de su vida.
Las personas con TLP describen su vida como “todo o nada”, cambian de forma abrupta y continua de un extremo a otro (pensamiento dicotómico) y ello les genera una intensa inestabilidad en todos sus contextos.
En las relaciones sociales, experimentan dependencia de la otra persona, necesitan que estén a su lado y formar un vínculo fuerte con ella, pero a su vez, ese vínculo les provoca miedo a perder su propia identidad y miedo al abandono, lo que conlleva vivir en un estado constante de hipervigilancia, buscando signos de amenaza de abandono que pueden ser reales o imaginarios.
En las relaciones íntimas, también se suele establecer una relación de dependencia, sintiendo una necesidad intensa de tener pareja ya que suele reducir los sentimientos de vacío y repercute en su identidad, al depender de la otra persona “aprende” a cómo actuar, qué hacer, cómo pensar… y evita enfrentarse a la soledad y a él mismo. Mejora por ello, en cierto grado, su autoconcepto, y su valía personal y se sienten protegidos en un mundo que perciben como “peligroso”. No obstante, al igual que en el resto de relaciones, el miedo al abandono es extremo y existe una búsqueda continuada de signos que confirmen un abandono inminente que se percibe más doloroso cuanto más íntima sea la relación.
Los síntomas descritos provocan una gran agitación emocional, la intensidad de los episodios emocionales vividos y los cambios continuados (pueden mantenerse durante largos periodos de tiempo o ser breves), tienen como consecuencia que sea difícil volver a una base estable y generan un sufrimiento extremo que incrementa las conductas destructivas.
La petición de ayuda en los trastornos de la personalidad es difícil pero aunque hay persistencia, existe mejora en el TLP con el tratamiento adecuado, apoyo profesional y apoyo familiar.