El trastorno de la personalidad paranoide se caracteriza por una desconfianza extrema hacia los demás.

Los síntomas englobados dentro de este trastorno son:

  • Desconfianza y sospecha extrema y continuada que no suele apoyarse en ninguna evidencia
  • Preocupación excesiva e injustificada de la confianza y lealtad de las personas de su entorno
  • Dificultad para confiar en los demás. El miedo intenso a que los demás le hagan daño impide que den información o compartan sentimientos por si se utilizan en su contra
  • Búsqueda continuada de signos amenazadores. Suelen buscar dobles sentidos, malas intenciones o motivos ocultos e interpretan como amenazantes situaciones o comentarios neutros
  • Rencor persistente
  • Percepción de ataque continuo. Interpretan los actos de los demás como peligrosos y/o malintencionados y suelen reaccionar a estas “agresiones” de forma desproporcionada
  • Sospecha de infidelidad de la pareja de forma constante sin justificación. 

Las personas con este trastorno piensan de forma continua que el resto de personas quieren engañarles o hacerles daño, buscan constantemente amenazas potenciales, viven en una continua hipervigilancia, actúan de forma reservada y suelen mostrarse muy suspicaces y hostiles.

La notable falta de confianza en los demás, unida a un alto grado de necesidad de control, deteriora las relaciones sociales de forma significativa, ya que no suelen establecer vínculos ni mostrarse afectivos, no aceptan críticas, muestran una actitud defensiva constante que genera rechazo social y presentan dificultades para realizar actividades en grupo
A parte del deterioro social, también causa deterioro laboral y familiar.

Incluso pueden existir dificultades legales por demandas continuadas contra personas o compañías que creen que están en su contra
Como todos los trastornos de personalidad, el patrón de comportamiento es persistente y de larga duración. Su inicio se remonta a la edad adulta temprana o la adolescencia.