Es el miedo o ansiedad intensa y persistente por un objeto o situación. El miedo puede aparecer ante el objeto o situación o cuando la persona anticipa que va a exponerse a ello.

Las características principales de la fobia específica son:

  • El miedo es desproporcionado en comparación con el peligro real que provoca el objeto. La persona tiene que reconocer que el temor es excesivo o irracional. Es importante tener en cuenta el contexto sociocultural
  • Los síntomas suelen aparecer de forma inmediata a la exposición o anticipación. Los más frecuentes son: taquicardias, tensión muscular, temblores, opresión en el pecho, urgencia de escapar o salir corriendo…
  • La persona intenta evitar de forma activa la exposición al estímulo temido
  • El miedo y las conductas de evitación causan malestar significativo e interfieren en la rutina de la persona
  • Aparecen sesgos en la atención y en la memoria. La persona focaliza su atención sobre las características del objeto relacionadas con la naturaleza del miedo. Al prestar más atención a estas características también las recuerdan más.
  • También hay distorsiones cognitivas. Sobreestiman el peligro y tienden a confirmar las creencias ansiógenas en vez de falsarlas. Esto provoca que las personas con fobia específica reaccionen ante señales leves o incluso imperceptibles para el resto.

El número de fobias específicas registradas es muy numeroso, se pueden diferenciar cuatro grandes grupos generales:

  • Animal (insectos, serpientes, perros, gatos, pájaros…)
  • Ambiental (alturas, oscuridad…)
  • Situacional (ascensores, conducir, volar…)
  • SID (sangre-inyecciones-daño). Ver sangre, hacerse análisis de sangre, hablar de cirugías… En este subtipo hay una característica específica, aparece un patrón disfásico de activación, es decir, hay un incremento de la tasa cardiaca y la presión sanguínea, seguido de la caída brusca de estos parámetros que suelen provocar un desmayo.