Hace un año y medio que la pandemia causada por la covid-19 si instauró en nuestro día a día.
Con ella tuvimos que aprender nuevas formas de relacionarnos, comunicarnos o incluso socializar. Para muchos el uso de las nuevas tecnologías ha facilitado poder hablar con nuestros seres queridos y teletrabajar. Sin embargo, para muchas otras personas esta nueva manera de “relacionarnos” ha supuesto en ellas algo más.
COMUNICACIÓN
Para muchos niños, adolescentes o adultos que muestran dificultades en el lenguaje o/y la comunicación, las restricciones sociales han supuestos un menor número de experiencias para poder comunicarse, y por lo tanto un decremento de experiencias positivas. Para niños y niñas con TEA (Trastorno del espectro del Autismo) o TEL (Trastorno específico del lenguaje) poder ir con iguales al colegio, al parque, o a una fiesta de cumpleaños, es una oportunidad para poder iniciar una relación de juego, una petición, o incluso una manera de rechazar algo que no les gusta. Desde logopedia hemos observado un aumento de niños y niñas que necesitan acudir a sesiones para trabajar las habilidades sociales (HHSS) o comunicativas, para poder dotarles de herramientas y estrategias que posibiliten el inicio, mantenimiento y finalización de la interacción.
LENGUAJE
A partir de los 12 meses o 18 meses, los bebes se fijan en los labios del adulto cuando están hablando. Esto ayuda a los bebes a decir sus primeras palabras. Mas adelante comienzan a discriminar sonidos del habla. El uso de la mascarilla limita que los niños puedan leer los labios y discriminar los sonidos, afectando por tanto al desarrollo del lenguaje y al buen desarrollo fonológico de los niños. El lenguaje no verbal que realizamos facialmente también se está viendo afectado por el uso de las mascarillas. Muchas claves contextuales que realizamos con la cara, gestos, mímica, etc. están desapareciendo de nuestra comunicación, afectando a la comprensión y a la expresión del lenguaje. Muchas ironías, dobles sentidos y metáforas son apoyadas por el interlocutor por gestos faciales y captadas por receptor. El uso de mascarillas limita el lenguaje no verbal, tan importante en la comunicación y en la socialización.
DESARROLLO DE LA LECTURA Y DE LA ESCRITURA
El castellano, como muchas lenguas latinas, se trata de una lengua transparente. Esto quiere decir que existe una correspondencia entre el fonema (sonido del habla) y el grafema (letra). Los maestros y profesionales del lenguaje, como son los logopedas, nos apoyamos en el fonema para enseñar a los niños y niñas las “letras”. Para eso es necesario que exista una buena discriminación auditiva y discriminación visual del fonema. El uso de las mascarillas impide a los niños capten rasgos auditivos que diferencian a un fonema de otro, como por ejemplo el fonema /p/ y el fonema /b/ que tiene una diferencia auditiva o como por ejemplo el fonema /s/ o /0/ “z”, que la percepción visual de “donde se coloca la lengua” mejora a los niños la discriminación del sonido, y por lo tanto el aprendizaje del grafema. El uso de mascarillas transparentes utilizadas en la población con hipoacusia facilita la tarea, pero la barrera que existe dificulta el aprendizaje.
VOZ
Ya sabemos que la mascarilla es accesorio indispensable de la pandemia, ya dado que actúa como barrera frente al virus. Sin embargo, su uso hace que elevemos la voz para poder comunicarnos. Como consecuencia existe una mayor afectación de nuestras cuerdas vocales, necesarias para emitir voz. Esto hace que en clínica las logopedas nos encontremos con una mayor proporción de personas que sufren disfonías y otras patologías graves de la voz. Los últimos estudios concluyen que el uso de las mascarillas hace que subamos a frecuencias más altas nuestro volumen de voz, ya que el uso de las mascarillas reduce desde 3 a 4 decibelios (dB), y hasta 12 (dB) las mascarillas N95. Como consecuencia nuestra calidad de voz es peor, el habla se hace más inteligible, sobre todo con ruido, y subimos el volumen de la voz. Es por todo esto eso por lo que se hacen las siguientes recomendaciones: o Intentar no gritar, subir el volumen, pero sin llegar al grito. o Mejorar el ritmo del lenguaje para poder articular mejor. o Llamar la atención de otras personas con gestos. o Comunicarnos con gestos cuando sea necesario. o En videoconferencias respetar los turnos de palabra y asegurarnos que los micrófonos están o no activados en función de nuestro turno de palabra.